Asesorías para empresas. Posiblemente la primera cuestión que debe afrontar un empresario a la hora de iniciar un negocio.
Asesorías para empresas. Posiblemente la primera cuestión que debe afrontar un empresario a la hora de iniciar un negocio, es elegir asesoría para definir la forma mercantil en que se desea operar y para tramitar todo el inicio de la actividad. También adquieren gran importancia asuntos relativos a la contabilidad, la gestión de personal, impuestos, etc. Se buscar una asesoría que ofrezca, desde un principio, la variedad de servicios que se van a necesitar.
Incluso si se va a disponer internamente de personal para que se responsabilice de las tareas antes relacionadas sería aconsejable la contratación de una asesoría que supervise y complemente las labores realizadas internamente. Sería un apoyo externo en la gestión mercantil, jurídica, laboral, fiscal, contable, económica, etcétera que aportaría un asesoramiento independiente, libre de las presiones internas capaz de amortiguar impactos resultantes de determinados conflictos de interés. La mayoría de las asesorías que cuentan con personal cualificado para prestar este servicio a medida.
Pero generalmente, al iniciar de una actividad nos encontramos ante la creación de pequeñas organizaciones empresariales, que por las lógicas limitaciones en la capacidad de inversión tienden a delegar externamente todos los trabajos referentes a la administración de la empresa. Así, por una pequeña cuota mensual obtienen los servicios que necesitan. De otra forma, tendrían un coste mayor de personal al tener que contratar trabajadores cualificados, amén de verse obligados a realizar también las correspondientes inversiones en material, maquinaria y espacio. Esta sobrecarga excede enormemente de lo cobrado por un despacho de asesores.
La decisión a la hora de contratar a un asesor suele estar condicionada por dos variables: el precio y la calidad del servicio. Y hay una tercera variable que afecta directamente a las dos anteriores, y es la reputación de la asesoría.
Respecto al precio, las variaciones de unas asesorías para empresas a otras, puede ser muy grande. La política de precios de las asesorías para empresas es libre y dispar. En ello influye su estructura económica, la configuración del personal, el tamaño de la cartera de clientes y la decisión interna sobre el crecimiento. También influye la reputación de la asesoría. Una mejor imagen corporativa da pie a un mayor precio debido al valor añadido que incluyen sus servicios. La confianza que una asesoría genera a sus clientes no tiene precio. El techo está en la capacidad de asumir ese coste por parte del usuario. Una asesoría poco dimensionada estructuralmente y con una amplia y creciente cartera de clientes puede ofertar precios extremadamente bajos. El resultado final puede que haga bueno el dicho de “lo barato es caro”, porque al final cueste más repetir el trabajo o arreglar lo que se ha hecho mal que haber contratado al principio, con el que nos daba un presupuesto superior. Este también es un tema reputacional.
Pero no se trata de contratar ni lo más barato, ni lo más caro, sino de ser consciente que la mayor parte de las empresas ajustan sus costes para ser competitivos. Al igual que pasa en todos los sectores, la mayoría de las asesorías, ofertan precios similares para servicios similares. Los precios altos marcan experiencia en una especialización. Esta exclusividad puede ser inalcanzable e innecesaria competitivamente para las empresas que no precisan de unos servicios tan concretos. Los precios más bajos reflejan procesos de gestión estandarizados incompatibles con una respuesta personalizada. En el término medio está la virtud y es ahí donde deberíamos buscar, ya que de ello seguramente dependerá el no incurrir en problemas innecesarios, y nos permitirá despreocuparnos de ciertos aspectos de la empresa confiando en que esta se encuentra en manos de profesionales.
Como recomendación, se deberían de pedir al menos cinco presupuestos, desestimando los dos más alejados de la mayoría que estarán dentro de un intervalo de precios homogéneo. Por ejemplo:
Respecto a la calidad debemos entender que es una variable muy relacionada con la reputación y por lo tanto también unida al precio. A mayor precio debemos exigir mayor calidad, pero a menor precio debemos exigir siempre un mínimo de calidad, ya que en última instancia quien tiene la responsabilidad frente a las Administraciones y quien sufre las consecuencias de servicios defectuosos es el cliente.
Esa calidad es el valor añadido que nos aportan las asesorías de empresas frente a su competencia y debe venir reflejada en:
En fin, estas serían algunas de las variables a tener en cuenta a la hora de elegir asesorías para empresas, aunque no todas. En conclusión diríamos que siempre tenemos que buscar un mínimo de calidad, y el precio a pagar por ella estará determinada por nuestro presupuesto y por los servicios que recibamos a cambio. Pero en ningún caso renunciemos a un mínimo de calidad que finalmente equivale a seguridad.
Puedes todo esto y más, puedes contar con nosotros. Visitanos en Ciudad Real. Asesorías de empresas.
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